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domingo, 6 de diciembre de 2009

Leyendas de viudas


La viuda santiagueña

La describen como una mujer más bien joven, aparentemente bella, que cautiva a los hombres con una sonrisa que apenas asoma por el mantón que tapa su cara. Les sugiere en la soledad, que la sigan hasta el monte con "inconfesables intenciones", donde les mostrará el lugar donde un tesoro se encuentra escondido. En el trayecto, se transforma en un terrible ser que mata y descuartiza a su víctima, después de un abrazo que comienza tierno y cálido y termina siendo estrangulador y frío.

Las apariciones en Amblayo
En la misma peña que la mataron se sentaba por horas a llorar. En Amblayo la gente cuenta que a menudo se escuchaba su llanto. Fortuny, estudioso del folklore, comenta que personalmente la escuchó llorar durante días, aunque agrega que le parecía un pájaro nocturno, sin identificar el ave. Otros, entre ellos don Sinforoso Arca, viejo poblador de esos pagos, ya fallecido, contaba a los empleados de la Comisión de Energía Atómica, que cuando niño, y se encontraba a cargo de una majada de cabras, había visto varias veces a la Viuda sentada en una peña, llorando lastimeramente por horas. La primera vez que la sintió, de curiosos don Sinforoso se acercó con su perro Negro hasta ella, pues de lejos le parecía que era su abuelita que solía sentarse en las peñas a hilar la lana mientras cuidaba del puma la majada de cabras y ovejas.
Cuando estuvo a metros del bulto, vio que no era su abuela, y que lloraba muy sentida. El perro comenzó a aullar, a no querer avanzar mientras le cruzaba el cuerpo para impedir que continúe caminando. Como a unos treinta metros -contaba don Sinforoso- "li'alcanzao a ver las manos, y li'visto q'eran de hueso pila, sin carne y con las uñas larguísimas".
Con los años don Sinforoso se enteró que un pastor había asesinado a su esposa en esa peña, por culpa de otra mujer.


Cerca de Cerrillos

La Viuda de la recta en automóvil.
A principio de siglo, una mujer que fue asesinada por su esposo, espeluznó por años a todo varón "mal entretenido". Francisco Rodríguez, más conocido como el "Gordo del bar", era dueño del primero, único y último hotel de Cerrillos. "Hotel y Bar El Criollo", se llamaba el negocio de la década del veinte. Tenía una cantina que atendía los 365 días del año hasta altas horas. Frente a la plaza, era el lugar preferido de los parroquiano. Allí disfrutaban, de unos vinos y de la música que salía de una "moderna" vitrola a cuerda primero, y luego, en tocadiscos que amenizaban la tarde-noche cerrillana, hasta fines de los 50.
El "Gordo del Bar", contaba que una noche de verano, pasada las 12, se avecinaba una fuerte tormenta. El viento azotaba los arboles y los relámpagos, iluminaban las primeras gotas. Fue en ese momento cuando llegó en su automóvil un viejo cliente vecino de La Merced. "Recuerdo que los árboles -contaba Rodríguez- se mecían con furia, y los rayos cada vez estaban más cerca. Unos clientes permanecían en el negocio, iluminado con farol, cuando escuchamos que un auto frenaba en el negocio. De su interior salió un hombre que en dos o tres zancadas llegó hasta el bar, convencidos nosotros, que lo hacía para no mojarse con la tormenta que acababa de largarse con todo. Era Lobo. "Entró corriendo -relataba Rodríguez- agitado y pálido. Estaba desencajado, y como pudo, se hizo entender para que le sirviera una bebida fuerte. Cognac me acuerdo que le serví. Se sentó y cuando le pregunté si necesitaba algo me dijo: ¡la viuda! ¡la viuda!. Retrocedí, -continuó Rodríguez- esperando que se explique mejor. Los parroquianos giraron sobre sus sillas, y atentamente, esperaron que hable, ansiosos, con los vasos de vino en la mano, paralizados a medio trayecto entre la mesa y la boca.
Después del cognac y de unos minutos, Lobo dijo, aún bastante espantado: ¡me ha salido la viuda de la recta de Cánepa!.
-¿Como ha sido don Lobo? le espeté.
-Y bueno, yo venía de Salta y en medio de la recta vi una viejita de negro que caminaba para Cerrillos, al costado del camino. Me dio lástima verla a esa hora y con la lluvia que se avecinaba. Me ofrecí acercarla hasta el pueblo. No me contestó, le insistí pues la lluvia se venía, por dos o tres veces, pensando que era medio sorda. Al no contestarme, no obstante mi insistencia, puse primera y salí rápido por temor a que el viento voltee alguna rama. Antes de San Miguel, sentí que algo venía en el estribo del auto, me di vuelta y ví un bulto negro, volví a mirar bien y un relámpago me dejó ver, casi de reojo, a la viejita que yo quería acercar hasta el pueblo. Venía agarrada del parante del auto, parada en el estribo derecho, casi a mi lado, y su cara, visible por la luz de los rayos, era una calavera. Me estremecí y aceleré -dijo Lobo- , a todo lo que da, y cuando llegue al pueblo la viuda ya no estaba. ¡Es la viuda de la recta! repetía Lobo, para agregar, que ya le habían contado que aparecía, pero que nunca había creído en esas cosas, pero desde entonces -contaba Rodríguez- Lobo nunca más pasó después de las 12 de la noche". Don Francisco Rodríguez murió el 5 de octubre de 1948 y en el negocio quedó su esposa, doña Cirila. Pasó el tiempo y en el "Bar de la Cirila", siempre alguien se acordaba de la "Viuda de la recta de Cánepa".

En La Rioja y Catamarca se cuenta que es un fantasma que sale a medianoche, en el campo, en sitios oscuros y boscosos. La corporizan como una mujer alta y flaca, vestida de negro y descalza, con la tez muy blanca. Sale de improviso y se sienta en las ancas de la cabalgadura con un ruido de huesos, como si un saco de osamentas hubieran caído en las ancas del caballo, y desde allí tiende los brazos queriéndolo agarrar al jinete por el cuello. Y el abrazo casi siempre es mortal. Aquellos que han podido zafarse de este cariño tan singular, dicen que es un fuego que quema la nuca y que al alejarse a todo correr del animal la viuda baja y se oye el llanto de una mujer que estremece la noche.

El cardón

Cuenta la leyenda que los cardones que hay en los valles, en especial en el camino a Amaicha del Valle, son indios, que convertidos en plantas, aún vigilan los valles y los cerros. Ellos velan por la felicidad de sus habitantes que, de esta manera, nunca más serán perturbados por extraños en conquista de tierras.
Pero más trágico es saber cómo se convirtieron en plantas. Se cuenta que en épocas de la conquista, el Inca, al ver que los españoles estaban dominando y martirizando a su pueblo, envió emisarios a los 4 puntos del imperio para organizar las tropas y así dar un golpe mortal al invasor.
Para ello, los guerreros se apostaron en puntos claves por donde pasarían los conquistadores, esperando la orden de atacarlos por sorpresa, pero esta orden nunca llegó pues los chasquis enviados fueron capturados en el camino y el Inca fue capturado, torturado y muerto. Los valientes indios esperaron y esperaron y vieron, desorbitados, pasar las tropas europeas sin recibir la orden de atacar.... pasó el tiempo y, desolados, quedaron en sus puestos.... la Pachamama, piadosa, los fue adormeciendo y haciéndolos parte de ella.... así comenzaron a unirse sus pies a la greda y la Madre Tierra los cubrió de espinas para evitar que los dañaran en su sueño...
Se dice que aún hoy estos estoicos vigías esperan la orden que nunca llegará...




El perro familiar

Según versiones de algunos el Familiar es el demonio mismo, de el se tiene conocimiento real en los establecimientos fabriles o ingenios aunque algunos aseguran haberlo visto en los propios pueblos. Si bien su leyenda nace en el noroeste argentino (Jujuy, Salta, Tucumán y Catamarca), su dominio se extendió hasta San Luis, Mendoza, San Juan, La Rioja, en zonas de grandes fabricas y viñedos. Su descripción mas notable es la de un gran perro negro con algunos rasgos humanos, de grandes garras prensiles como manos con las que destroza a sus víctimas, de grandes ojos color rojo o de fuego, pelos duros como jabalí, a veces camina en dos patas, se siente cuando anda cerca un fuerte olor a azufre y el sonido de grandes cadenas arrastrándose, a veces este gran perro aparece sin cabeza, también adquiere la forma de un viborón con pelos, o con cabeza de perro, similar al “Teyúyaguá” de Corrientes, puede mutarse en persona, mulita, cerdo, o toro negro, en este caso puede balar, en todos los casos parece coincidir las pesadas cadenas, elemento siempre relacionado a los seres de bajas vibraciones y/o condenados o a emisarios del demonio, recorre los cañaverales en línea recta y en caso de cruzarse con alguna construcción las atraviesa, nada lo detiene ni hiere.

Esta oculto por el dueño o la persona que hizo el pacto en algún sótano, es aquí a donde se envía a la víctima en busca de alguna herramienta, además de comer hombres, se alimenta con leche, menudo de vaca, especialmente carneadas para él o grandes tachos de locro, gime durante las noches como niño al estar encadenado, y adquiere su mayor ferocidad al salir liberado por el dueño, cruza los campos rugiendo de forma escalofriante, en busca de nuevas víctimas. Los peones que conocen la forma de enfrentarlo con un puñal y un rosario en algunas oportunidades logran salvarse, la tradición dice que hay que llevar una gran cruz colgada en el pecho, un rosario y un puñal en la cintura, el rosario y la cruz, cumplirán la función de quitarle su cualidad sobrenatural y el puñal servirá para enfrentarlo cuerpo a cuerpo, de cualquier manera en caso de salir con vida, puede ser considerado una suerte o bendición especial. Las historias de campo cuenta con algunos valientes que pudieron sobrevivir a la lucha con el Familiar, también se dice que estas personas recibieron fuertes sumas de dinero por parte del patrón con el fin de comprar su silencio y su alejamiento.

Cuando el propietario del ingenio muere y no pasa el secreto a un heredero también desaparece el Familiar, ya que nadie lo alimenta, de igual manera también la fortuna se irá, pero solo por un tiempo ya que el maligno en sus múltiples formas vera de recuperar su territorio y expandirlo, para beneficio de algunos pocos y desdicha de muchos otros.El diablo acepta el negocio pero se quedara cerca, escondido en oscuros sótanos o siniestros galpones, para vigilar el estricto cumplimiento de las cláusulas del contrato.
Una de ellas establece la obligación por parte de los propietarios, de entregarle un obrero por año que será devorado sin compasión por “El familiar”, que para ese menester, habrá adoptado la forma de una enorme serpiente a quienes todos conocen como el “Viboron”. Únicamente lo ven por primera y ultima vez aquellos que serán devorados.


El cadejo


La leyenda del cadejo o cadejos está presente en casi todo centroamérica, se trata de un perro enorme de color blanco y ojos rojos que protege a los hombres cuando llegan a altas horas de la noche, sin embargo el cadejo tiene un enemigo, el cadejo negro, un ser diabólico que ataca y mata a las personas de dudosa moral, cuando ambos el espíritu protector y el diabólico se encuentran comienza entre ambos una lucha a muerte que normalmente da tiempo a la persona a huir.

El cadejo blanco como protector acompaña al hombre que trasnocha hasta su casa lo hace muchas veces desde las sombras y sin dejarse ver, normalmente se siente como un presencia que no puedes localizar. Su finalidad es defender al borracho o trasnochador del cadejo negro
El cadejo negro dependiendo de la cultura que enfoca la leyenda puede tener dos fines, matar a las personas de dudosa moral a las que no puede defender el cadejo blanco siempre a altas horas de la noche, o simplemente golpearle y aplastarle, en ambas creencias el cadejo nunca muerde (salvo en su lucha con el cadejo blanco) y causa el daño golpeando y aplastando, debido a su gran tamaño deja al hombre al que ataca como si hubiera recibido una paliza.


sábado, 5 de diciembre de 2009

El Lobizon u hombre lobo

Superstición de origen europeo, según la cual el séptimo hijo varón al llegar a la adolescencia se transforma en lobizón los martes y los viernes por la noche. para poder cumplir con este proceso se revuelca sobre algún elemento desintegrado, como por ejemplo arena, ceniza o la tumba de un cementerio. Al volver el día recupera la forma humana. para convertirse en animal debe cumplir ciertos ritos, como girar tres veces sobre su cuerpo.

Una forma de romper el hechizo es bautizando al niño en siete iglesias distintas. También puede librarse si es bautizado con el nombre de Benito, y si el mayor de los siete hermanos es su padrino.
Se lo representa como una mezcla de perro y cerdo, muy peludo y con grandes orejas, que recobra su fisonomía humana si alguien sin conocerlo lo hiere, o si un hombre lo muerde. Se cree que se alimenta de chicos no bautizados, excrementos y de desperdicios que encuentra en los basurales de las estancias. Se caracteriza por el fulgor de la mirada ("echa fuego por los ojos"). Es inmune a las armas de fuego, y solo se lo puede herir con un arma blanca. En presencia de su propia sangre recobra la forma humana, pero se convierte en enemigo mortal de quien descubrió su secreto y no se detiene hasta matarlo.
El lobizón ataca y puede traspasar el mal. No lo transmite mordiendo, sino pasando entre las piernas de alguien. A partir de allí la victima se convierte en lobizón, y el anterior escapa al maleficio. Si bien tiene forma perruna, los demás perros le ladran constantemente, si bien no atinan a morderle.
En Argentina la costumbre de que su hermano mayor sea el padrino, se cambió luego por el padrinazgo presidencial. Se sabe a través de relatos orales, ya que los archivos se quemaron a mediados de siglo, que en 1907 se realizó el primer bautismo con padrinazgo presidencial para revertir el maleficio, en la localidad de Coronel Pringles. Un inmigrante ruso padre de un séptimo hijo varón importó una tradición que cumplían rigurosamente los zares.


El Alma Mula


Una mujer que se revela ante la ley de Dios, pues no siente vergüenza ni pudor alguno de sus amores. Ante tamaña herejía el Señor la condena en vida a que vague por las noches, convertida en mula, buscando quien la redima. Porque aún siendo almamula puede salvarse, si encuentra un hombre corajudo que le haga frente y le corte un pedazo de oreja, o le haga cualquier incisión de la que brote sangre. La sangre del almamula y la voluntad de reincidir en el pecado, pueden salvar a la mujer y a su alma.

Es creencia popular que el almamula sale los martes y jueves, especialmente cuando hay viento del sur o cambio de tiempo y siempre después de medianoche.
En su primera etapa es como un burrito pequeño, que a veces suele venir alado “en la punta del viento”. El almamula grita .Y ese grito eriza la piel y pone miedo en el alma de quien escucha, pues su grito resume la desesperación y la locura. Quien desea salvarla debe preparar un cuchillo y esperarla. El cuchillo de acero tiene cruz entre el cabo y la hoja. Si el hombre no muestra signos de miedo y se le acerca resuelto, ella baja la cabecita y se queda quieta para que la corten: es como un ritual, se necesita que derrame sangre para lograr su purificación, su absolución.

En cambio si el almamula es vieja, es agresiva y goza haciendo daño. Una característica que la distingue de la anterior es que echa fuego por la boca, y que de ella penden gruesas cadenas que va arrastrando. Además su parte trasera es hueca. Dicen en el campo que su instinto animal se manifiesta ante las majadas: ataca a los indefensos corderos y los mata, comiéndole únicamente las vísceras. Al almamula condenada no se la puede redimir. Si alguien la hiere, aunque sea levemente, la mujer enferma y muere, sin que la ciencia pueda salvarla. Otra historia llena de escenas tenebrosas y aleccionadores mensajes...




La umita


Este asustador está muy arraigado en el noroeste argentino y en Santiago del Estero. Dicen por allá que es una cabeza humana sin cuerpo que anda flotando a ras del piso por los caminos solitarios, o aparece en taperas (ranchos abandonados). Tiene una larga y desprolija cabellera, ojos desorbitados, dientes desparejos y salientes. Cuando se desplaza emite un llanto lastimero. Se cree que se acerca a los caminantes, no para agredirlos, sino para pedirles ayuda, que consiste en elevar oraciones a fin de lograr la redención, y descansar en paz. Nadie ha contado el motivo del horrendo sufrimiento, aunque sí se acepta que pena por un castigo. Por supuesto, no consigue su objetivo, porque el terror que despierta la cara desencajada y los horrendos gritos que emite, espanta a los caminantes.

Si algún hombre vence el miedo y la pelea, debe hacerlo durante toda la noche. Nadie ha conseguido vencerla. Afirman los paisanos que en todos los casos, al llegar la madrugada se convierte en un toro o ternero, y allí le cuenta el motivo de su sufrimiento. El mortal que escucha la confesión se vuelve mudo, y de esa manera se conserva el secreto para siempre.
También creen los norteños que si alguien se anima a soportar el asco y miedo que produce el rostro desencajado, será amigo de la Umita. En ese trance, ella lo acompañará en su camino haciendo de guía, protegiéndolo de los malos espíritus y de los peligros que acechan al caminante.
La constante migración interna que se produce en nuestro país, difundió esta creencia allí donde se radican los provincianos. Es decir que la presencia de la Umita se comenta en una superficie muy amplia que podemos medir desde el Río colorado en el sur, hasta la Quiaca en el norte, aunque sin el predicamento del noroeste o Santiago del Estero.
Según una recopilación de Wenceslao Sierra Arbayza, en el Perú, la Uma o Quequi es una mujer joven, que sale a pasear con la cabeza separada de su cuerpo. La bruja se divide en dos: la cabeza voladora, donde se concentra toda su vida, y el cuerpo, que permanece inerte mientras dura el hechizo, pero mantiene una vida latente que se manifiesta en el burbujeo que hace la sangre en el cuello. Sus salidas son siempre de noche, para algunos las noches de luna llena, para otros algunos días especiales (viernes, martes, jueves).
Su grito más frecuente es waq... waq..., parecido al pato. Come excrementos humanos que confunde con manzanas. Tiene los cabellos largos y enredados. Normalmente en sus salidas encuentra a un hombre solo, comenzando un verdadero combate en el que cada cual utiliza los puntos débiles del contendor para obtener ventaja. El hombre puede atacar a la cabeza o al cuerpo, que están separados. Si ataca el cuerpo inerte de la bruja (que entonces no se puede defender) lo podrá matar poniéndole sal o cenizas en el cuello, donde la sangre hierve. Si la bruja logra pasar por entre las piernas del hombre, lo mata.
Si la bruja constata que ya no puede pegarse a su propio cuerpo (porque su cuello tiene ceniza), vuelve al ataque buscando prenderse del hombro del hombre, apropiándose así de su cuerpo, que tendrá en adelante dos cabezas. Contra la Uma en vuelo el hombre tiene un arma fundamental: las espinas, con las cuales se recubre los hombros y la entrepierna para protegerse, o que utiliza como arma para atrapar la cabeza. Existe también la posibilidad de esconderse o escapar, pero entonces la cabeza tiene las posibilidades de ganar, porque es muy rápida y tiene buen olfato.
Quien soporte su presencia también puede obtener riquezas prometiendo a la Uma liberarla. Ella conoce los sitios donde se esconden los tesoros minerales de la tierra, de los cuales es dueña y los puede regalar. Ella pertenece a esta vida, es una mujer mala, castigada por Dios de esa manera